La tradición marcial es un concepto que nos habla de cómo una enseñanza proveniente de un maestro es transmitida a un grupo limitado o amplio de personas y como aquellos que son capaces de asimilar el conocimiento se vuelven en nuevos transmisores de estos conocimientos. Esto genera una cadena conocida como linaje. Sin embargo, las personas no se encuentran aisladas, y lo aprendido de un maestro se ve influenciado de muchas maneras por nuestro contacto con otros maestros, con otros practicantes e incluso por nuestro contacto con alumnos o personas fuera de los círculos marciales. Esto va generando pequeños o grandes cambios en nuestra percepción de nuestro entorno y en la forma en la que el conocimiento se transmite. De ahí que dos practicantes de un mismo estilo, que son a su vez alumnos de dos hermanos de arte marcial, pueden tener diferencias tan marcadas en sus concepciones del arte. En resumen, el linaje determina la cadena de maestros, pero las interacciones que no se ven en el linaje, forman una red que genera en algunos casos la evolución de un sistema y en otros su deterioro.
Sin embargo, es muy difícil establecer como estas interacciones van ocurriendo y quien es responsable de que progresos o retrocesos. En la mayoría de los casos, lo mas fácil es reconocer el grado de evolución de un arte y practicarlo, sin perder mas tiempo en averiguar porque otros lo hacen de diferente manera. Al mismo tiempo, es necesario tener la mente abierta y ser receptivos como una copa vacía, para poder aprender de cualquiera que esté a nuestro lado y poder transmitir y compartir lo aprendido.
Estas redes de relaciones son interesantísimas y muchas veces son tan intrincadas que es difícil entender como estas relaciones humanas se fueron dando. A continuación les contaré la historia de mi amiga María Angles González, como la conocí y como compartí su amistad con otros que posteriormente la llegaron a considerar como su maestra, sin saber que mi cercanía con María se debía a un acto del ahora alumno de María.
Yo me inicié en las artes marciales chinas por ahí del año de 1986, pero por el complicado ritmo de la Facultad de Química, tuve que suspender mi práctica. Años mas tarde (1994), siendo yo profesor de bioquímica en una escuela de educación media superior, conocía a Felipe Hartasánchez, quien era mi alumno. El me comentó que era practicante de Shaolin y yo le pedí que una vez terminados sus cursos, me enseñara el arte. Así me hice su alumno (1995). Por otro lado, yo estaba cursando mis estudios de maestría en donde una de mis maestras era la Dra. Rosas.
Un día (1996), una persona se presentó en la oficina de la Dra. Rosas para pedirle si era posible que su hijo hiciera una estancia en su laboratorio en lo que iniciaban los cursos de la carrera de Medicina. La Dra. Rosas nos envió a este muchacho (Sebastián) a que trabajara con nosotros. Meses después (finales de 1996), asistí a un congreso en Oaxaca y Sebastián se presentó con un amigo que lo acompañaba. Una de las tardes libres, caminando por las calles de Oaxaca, me metí a una tienda donde vendían espadas. El amigo de Sebastián de nombre Antonio, me preguntó que porque me interesaban las espadas y le dije que yo practicaba artes marciales chinas y que mi maestro de tai chi me iba a enseñar una forma de espada. Me preguntó que si le podía enseñar lo que practicaba y le dije que no, que no tenía la suficiente experiencia pero que lo podía contactar con mi maestro, Felipe. Al volver a México Toño me convenció a su mamá de que era una buena idea que toda la familia se enrolara en la actividad. María Angeles es el nombre de esta mujer. María se hizo alumna de Felipe y durante varios años nos tratamos muy superficialmente, hasta que debido a una injusticia que se estaba haciendo en contra de Felipe (inicios de 2000), María y yo nos volvimos muy cercanos al cerrar filas en torno a nuestro maestro. Por aquellas épocas, ella empezó a practicar tai chi bajo la dirección de nuestro maestro común, Alfonso, y asistía a mis clases para avanzar lo mas rápido posible. Un año después, abríamos el Instituto Lung Men, en donde yo era instructor de Tai Chi Chuan y Shaolin, y María era nuestra flamante maestra de Yoga.
Cuando abrimos la puertas de Lung Men, invité a mi maestra, la Dra. Rosas a que practicara tai chi chuan. Sabía que esta disciplina la beneficiaría en muchas formas. Ahí fue que la Dra. Rosas conoció a María. Prácticamente desde el principio se sintieron identificadas y allegadas. La Dra. Rosas le pidió a María que le ayudara con técnicas de relajación para mejorar su manejo de estrés y María le daba sesiones especiales de ejercicios de relajación, utilizando técnicas de yoga en los que ella es experta. Después de varios meses de trabajo con María, la Dra. Rosas me dio las gracias por haberlas presentado. En el momento no me acordé de cómo había ocurrido toda la historia, pero esa noche, pensando en las palabras de la Dra. Rosas, me acordé de toda la cadena de eventos. Curiosamente, la Dra. Rosas se veía beneficiada muchos años mas tarde, por una acción que quizá no había sido meditada al enviarnos a Sebastián a nuestro laboratorio y por supuesto, nadie podría imaginar como años después la madre de un amigo de este chico ayudaría profundamente a mi maestra.
María practicando Yoga en el Instituto Lung Men
Este es un magnífico ejemplo de cómo en la vida, todo está interconectado y hay que mantener la mente abierta y lista para recibir los regalos que la vida nos va poniendo enfrente.
miércoles, 23 de enero de 2008
domingo, 13 de enero de 2008
La escuela no es un local
La noticia del cierre del Instituto Lung Men me ha hecho pensar en un concepto que existe en muchas escuelas y que en resumen dice “La Escuela no es un Local”
Esto quiere decir que no importa donde se encuentre uno, basta con llevar el espíritu de la escuela para que esta se mantenga y crezca. Supongo que ese es el concepto que inspiró el nacimiento de este blog, en donde de cuando en cuando, vengo a escribir y contarles algunas cosas relacionadas con mi experiencia en el taijiquan, cosas que me gustan y cosas que también me disgustan, pero siempre con el espíritu de compartir las enseñanzas que han llegado por medio de una larga cadena de maestros. Por eso el nombre del blog es tai chi lung men, porque es como la manifestación virtual, el espacio virtual, la extensión de aquello que nació hace varios años como el Instituto Lung Men.
Estando en Bélgica, no tengo un local que me pertenezca en el cual enseñar. Enseño en un pequeño salón que me prestan una vez por semana y en algunos parques, cuando el clima lo permite. Por un lado es mucho mas fácil porque no hay obligaciones financieras para mantener “las puertas abiertas” pero por otro lado, se extraña no tener un lugar en el que uno se sienta a gusto, con su altar, con esas pequeñas cosas que lo hacen sentirse a uno en casa. Sin embargo, el apoyo de los amigos, de los colegas, de los hermanos de práctica, lo hacen a uno seguir adelante. Nunca creí poder organizar algo para traer a mi maestra a enseñar en Bélgica, sin embargo, fue posible. La práctica diligente, conservando aquellas cosas magníficas que aprendí de Felipe, Carlos, Juan, Alfonso, Mariano y muchos mas, me ha permitido seguir adelante dando a conocer que un grupo de mexicanos crearon un concepto hermoso al que le pusimos un nombre chino, Lung Men.
Esto quiere decir que no importa donde se encuentre uno, basta con llevar el espíritu de la escuela para que esta se mantenga y crezca. Supongo que ese es el concepto que inspiró el nacimiento de este blog, en donde de cuando en cuando, vengo a escribir y contarles algunas cosas relacionadas con mi experiencia en el taijiquan, cosas que me gustan y cosas que también me disgustan, pero siempre con el espíritu de compartir las enseñanzas que han llegado por medio de una larga cadena de maestros. Por eso el nombre del blog es tai chi lung men, porque es como la manifestación virtual, el espacio virtual, la extensión de aquello que nació hace varios años como el Instituto Lung Men.
Estando en Bélgica, no tengo un local que me pertenezca en el cual enseñar. Enseño en un pequeño salón que me prestan una vez por semana y en algunos parques, cuando el clima lo permite. Por un lado es mucho mas fácil porque no hay obligaciones financieras para mantener “las puertas abiertas” pero por otro lado, se extraña no tener un lugar en el que uno se sienta a gusto, con su altar, con esas pequeñas cosas que lo hacen sentirse a uno en casa. Sin embargo, el apoyo de los amigos, de los colegas, de los hermanos de práctica, lo hacen a uno seguir adelante. Nunca creí poder organizar algo para traer a mi maestra a enseñar en Bélgica, sin embargo, fue posible. La práctica diligente, conservando aquellas cosas magníficas que aprendí de Felipe, Carlos, Juan, Alfonso, Mariano y muchos mas, me ha permitido seguir adelante dando a conocer que un grupo de mexicanos crearon un concepto hermoso al que le pusimos un nombre chino, Lung Men.
miércoles, 9 de enero de 2008
Adiós al Instituto Lung Men
Este año inicia con una noticia triste para mi. El Instituto Lung Men cierra sus puertas.
En 1995 inicié mi práctica shaolin con Felipe Hartasánchez Frenk. Poco tiempo después, el me presentó a Alfonso Ricart, Carlos Apellaniz, Juan Esquivias y en una historia rebuscadísima, el conoció a Mará Angeles González para después presentármela (algún día escribiré como sucedió eso). En 1996 inicié mi práctica de tai chi chuan con Alfonso Ricart como mi maestro, y posteriormente Carlos Apellaniz se unió al grupo de tai chi. En el año 2000, Carlos Apellaniz intentó abrir el Instituto Lung Men, pero por diversas razones el proyecto fracasó. En ese mismo año obtuve mi cinturón negro de shaolin y en aquel momento surgió la idea de poner una escuela entre Felipe y yo, por lo que abrimos la primera cuenta de banco para guardar algo de dinero y hacer un ahorro para poder concretar el sueño. Al año siguiente, Alfonso nos dijo a Carlos y a mi que tenía el lugar perfecto para que abriéramos nuestra propia escuela. Así llegamos al local que nos albergaría durante varios años. Carlos invitó a nuestro amigo Juan Esquivias y también invitamos a Felipe Hartasánchez y María Angeles González para que se integraran. La idea era tener una escuela de Saholin con tres o cuatro instructores (Carlos, Juan, Felipe y yo), un instructor o dos de Tai Chi (Carlos y yo) y una instructora de Yoga (María).
Finalmente, el Instituto Lung Men abrió sus puertas en Julio de 2001. Abrir el Instituto no fue fácil, fue, por así decirlo, un parto complicado, en donde algunas relaciones salieron raspadas, pero las cosas se arreglaron con el tiempo. El inicio fue vigoroso, y entre todos debemos de haber tenido unos 40 o 50 alumnos, quizá un poco mas. Por razones inexplicables, María jamás arrancó su grupo de Yoga, aunque se mantuvo como socia prácticamente dos años. En 2003 yo me retiré de la práctica del shaolin para dedicarme únicamente al tai chi, por lo que cerré mi grupo de shaolin. Esto vino como consecuencia de conocer a mi actual maestra de tai chi, Shelagh Grandpierre. Carlos Apellaniz también se retiró de la enseñanza del shaolin, pero ya para esas fechas estaba enseñando tai chi chuan del estilo Chen. Por diversos motivos, Felipe se alejó del maestro de shaolin y esto provocó que muchos de sus alumnos migraran a la escuela del maestro. Fueron momentos difíciles en los que planteamos la posibilidad de cerrar las puertas, ya que la baja de alumnos en todo los grupos hacía casi imposible sostener la escuela. Decidimos esperar y las cosas mejoraron un poco para todos. En 2004 Felipe se mudó a vivir a España, por lo que dejó el Instituto. De los cinco que empezamos, solo quedábamos tres.
A mediados de 2005 supe que había ganado una beca para trabajar en Bélgica. Fue un momento feliz pero triste. Por un lado se cumplía un sueño, el de poder trabajar en Europa, pero tendría que dejar solos a mis dos amigos con la carga de la escuela. Sabía que esto haría difícil mantener las puertas abiertas. En enero de 2006 me mudé y seguí apoyando a la escuela durante unos meses. Las cosas fueron mas y mas difíciles. A mediados del 2006 Carlos y Juan estaban pensando en cerrar, pero la solidaridad de los amigos y alumnos hicieron posible que las puertas se mantuvieran abiertas. Sin embargo, llega un momento en que las cosas no debe de forzarse y se debe de dejar que las cosas sigan su curso natural. Por esta razón, Carlos y Juan decidieron finalmente cerrar las puertas del Instituto Lung Men.
Cerramos una puerta, pero confío en que otra se abrirá. Mientras tanto, guardaremos estos años en nuestras memorias, como una aventura que emprendimos entre varios amigos, entusiastas de artes marciales y que nos dio tantas cosas hermosas.
Aquí les dejo algunas fotos de nuestro querido Instituto.
De izquierda a derecha, Felipe Hartasánchez, María Angeles Gonzáles, Carlos Apellaniz y Ernesto Alfaro.
Salón de práctica del Instituto Lung Men.
Grupo de Tai Chi Chuan tradicional, estilo Yang.
En 1995 inicié mi práctica shaolin con Felipe Hartasánchez Frenk. Poco tiempo después, el me presentó a Alfonso Ricart, Carlos Apellaniz, Juan Esquivias y en una historia rebuscadísima, el conoció a Mará Angeles González para después presentármela (algún día escribiré como sucedió eso). En 1996 inicié mi práctica de tai chi chuan con Alfonso Ricart como mi maestro, y posteriormente Carlos Apellaniz se unió al grupo de tai chi. En el año 2000, Carlos Apellaniz intentó abrir el Instituto Lung Men, pero por diversas razones el proyecto fracasó. En ese mismo año obtuve mi cinturón negro de shaolin y en aquel momento surgió la idea de poner una escuela entre Felipe y yo, por lo que abrimos la primera cuenta de banco para guardar algo de dinero y hacer un ahorro para poder concretar el sueño. Al año siguiente, Alfonso nos dijo a Carlos y a mi que tenía el lugar perfecto para que abriéramos nuestra propia escuela. Así llegamos al local que nos albergaría durante varios años. Carlos invitó a nuestro amigo Juan Esquivias y también invitamos a Felipe Hartasánchez y María Angeles González para que se integraran. La idea era tener una escuela de Saholin con tres o cuatro instructores (Carlos, Juan, Felipe y yo), un instructor o dos de Tai Chi (Carlos y yo) y una instructora de Yoga (María).
Finalmente, el Instituto Lung Men abrió sus puertas en Julio de 2001. Abrir el Instituto no fue fácil, fue, por así decirlo, un parto complicado, en donde algunas relaciones salieron raspadas, pero las cosas se arreglaron con el tiempo. El inicio fue vigoroso, y entre todos debemos de haber tenido unos 40 o 50 alumnos, quizá un poco mas. Por razones inexplicables, María jamás arrancó su grupo de Yoga, aunque se mantuvo como socia prácticamente dos años. En 2003 yo me retiré de la práctica del shaolin para dedicarme únicamente al tai chi, por lo que cerré mi grupo de shaolin. Esto vino como consecuencia de conocer a mi actual maestra de tai chi, Shelagh Grandpierre. Carlos Apellaniz también se retiró de la enseñanza del shaolin, pero ya para esas fechas estaba enseñando tai chi chuan del estilo Chen. Por diversos motivos, Felipe se alejó del maestro de shaolin y esto provocó que muchos de sus alumnos migraran a la escuela del maestro. Fueron momentos difíciles en los que planteamos la posibilidad de cerrar las puertas, ya que la baja de alumnos en todo los grupos hacía casi imposible sostener la escuela. Decidimos esperar y las cosas mejoraron un poco para todos. En 2004 Felipe se mudó a vivir a España, por lo que dejó el Instituto. De los cinco que empezamos, solo quedábamos tres.
A mediados de 2005 supe que había ganado una beca para trabajar en Bélgica. Fue un momento feliz pero triste. Por un lado se cumplía un sueño, el de poder trabajar en Europa, pero tendría que dejar solos a mis dos amigos con la carga de la escuela. Sabía que esto haría difícil mantener las puertas abiertas. En enero de 2006 me mudé y seguí apoyando a la escuela durante unos meses. Las cosas fueron mas y mas difíciles. A mediados del 2006 Carlos y Juan estaban pensando en cerrar, pero la solidaridad de los amigos y alumnos hicieron posible que las puertas se mantuvieran abiertas. Sin embargo, llega un momento en que las cosas no debe de forzarse y se debe de dejar que las cosas sigan su curso natural. Por esta razón, Carlos y Juan decidieron finalmente cerrar las puertas del Instituto Lung Men.
Cerramos una puerta, pero confío en que otra se abrirá. Mientras tanto, guardaremos estos años en nuestras memorias, como una aventura que emprendimos entre varios amigos, entusiastas de artes marciales y que nos dio tantas cosas hermosas.
Aquí les dejo algunas fotos de nuestro querido Instituto.
De izquierda a derecha, Felipe Hartasánchez, María Angeles Gonzáles, Carlos Apellaniz y Ernesto Alfaro.
Salón de práctica del Instituto Lung Men.
Grupo de Tai Chi Chuan tradicional, estilo Yang.
Feliz 2008
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